AUCUNT VONT-AMOR QUI COR-KYRIE
Una característica de los motetes de la época es la enorme diferencia entre el triplum, o voz superior, y las otras dos: efectivamente, al ver el comienzo de la obra podemos apreciar que, quizás por tener el triplum mayor importancia melódica, es una voz con un ritmo más rápido, semejante según algunos al lenguaje hablado, mientras que la voz intermedia (duplum) y sobre todo la grave (tenor) se encuentran en valores mucho más largos. Esta última incluso podía realizarse con un instrumento y no con la voz, y a su ve< esel símbolo de la libertad que se va añadiendo a las voces, o sea, la libertad que poco a poco va apareciendo en la sociedad.
Incluso podemos apreciar que las cadencias entre las dos voces superiores no coinciden. Esta caracteristica es típica de los motetes medievales, compuestos "en capas", es decir, superponiendo las voces.
Esta imagen del principio de la obra ilustra lo que acabamos de decir:
(Fuente: GROUT; Historia de la Música Occcidental, 1, Alianza Editorial).
El tema de la canción se refiere al amor, aunque con letras y versiones diferentes. Es frecuente en la Edad Media este dualismo, según el cual un texto religioso sirve de base a un argumento completamente alejado de la religión.
Por otra parte encontramos un atisbo de relajación respecto a los rígidos modos rítmicos del principio del Ars Antiqua, y el texto se hace más fluido. Este asomo de libertad, por así decirlo, respecto a la música del Ars Antiqua puede ser apreciado sobre todo en el triplum, donde los rígidos modos rítmicos se relajan y no podemos hablar del uso de un modo concreto. Podemos hablar, siempre dentro de los cánones de la época, de un fluir rítmico y melódico libre.
Nos acercamos al Ars Nova.
Es esencial recalcar en este punto el derecho que adquiere la música profana, completamente diferente a la religiosa, y la independencia que consigue gracias a este tipo de composiciones, que confirman la existencia de otras inquietudes respecto a la música. Son un reflejo de una sociedad profanizada.
El amor profano, que es el tema del motete, se manifiesta de nuevo y de manera más clara en el triplum, donde se habla precisamente en francés (y no en latín o en otra lengua) de la defensa del amor. En este sentido podemos apuntar que las diferentes versiones sobre lo que es el amor divergen en el motete, puesto que en las otras dos voces se habla del amor de manera más "canónica", o sea, hablando de sus peligros o simplemente de manera moralizadora. Es el trimplum de nuevo el que marca la diferencia.
La sociedad de la Edad Media, musicalmente hablando, evoluciona desde una hegemonia casi absoluta de la música religiosa, que por otra parte era la que se copiaba y conservaba en los conventos, hacia otra nueva, donde el protagonismo del mundo profano y las lenguas romances hacen ver su sentido y existencia.
¿Quieres escucharla?
Por otra parte encontramos un atisbo de relajación respecto a los rígidos modos rítmicos del principio del Ars Antiqua, y el texto se hace más fluido. Este asomo de libertad, por así decirlo, respecto a la música del Ars Antiqua puede ser apreciado sobre todo en el triplum, donde los rígidos modos rítmicos se relajan y no podemos hablar del uso de un modo concreto. Podemos hablar, siempre dentro de los cánones de la época, de un fluir rítmico y melódico libre.
Nos acercamos al Ars Nova.
Es esencial recalcar en este punto el derecho que adquiere la música profana, completamente diferente a la religiosa, y la independencia que consigue gracias a este tipo de composiciones, que confirman la existencia de otras inquietudes respecto a la música. Son un reflejo de una sociedad profanizada.
El amor profano, que es el tema del motete, se manifiesta de nuevo y de manera más clara en el triplum, donde se habla precisamente en francés (y no en latín o en otra lengua) de la defensa del amor. En este sentido podemos apuntar que las diferentes versiones sobre lo que es el amor divergen en el motete, puesto que en las otras dos voces se habla del amor de manera más "canónica", o sea, hablando de sus peligros o simplemente de manera moralizadora. Es el trimplum de nuevo el que marca la diferencia.
La sociedad de la Edad Media, musicalmente hablando, evoluciona desde una hegemonia casi absoluta de la música religiosa, que por otra parte era la que se copiaba y conservaba en los conventos, hacia otra nueva, donde el protagonismo del mundo profano y las lenguas romances hacen ver su sentido y existencia.
¿Quieres escucharla?
Por último puedes hacer un ejercicio similar al que podrías encontrar en la PAU,
pinchando AQUÍ.
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